Sesgo de confirmación

¿En qué se basan nuestras creencias y opiniones? ¿De dónde sacamos las teorías que tenemos acerca del mundo, de cómo comportarnos, de qué es normal y qué no?

Mucha gente piensa que las convicciones y las creencias son racionales, lógicas, imparciales, y que son el resultado de años de experiencia y de un análisis objetivo de la información que nos llega. En realidad, todos somos frecuentemente víctimas de una trampa cognitiva llamada sesgo de confirmación. Nuestras creencias se suelen construir al buscar la información que confirma nuestras teorías o prejuicios sobre algún tema, y de la misma forma solemos ignorar aquella información que contradice lo que pensamos.

Así que el sesgo de confirmación es un tipo de sesgo cognitivo (de los muchos que hay) que hace que demos más relevancia a los datos que confirman lo que ya pensamos en relación a cualquier tema: cómo educar a nuestros hijos, qué opción política es mejor, o todas las microteorías que nos posicionan frente al mundo y nos dirigen cuando tomamos decisiones. 

Por ejemplo, imaginaros que alguien tiene la creencia de que los zurdos son más creativos que los diestros. Cada vez que esa persona se encuentre a una persona zurda y que además sea creativa, la teoría se hará más fuerte al acumular evidencia a su favor. Y así se estará más receptivo a cualquier otro dato que confirme aún más esta creencia, a la par que se pasa por alto otros hechos que vayan en contra de esta idea.

Pero el sesgo de confirmación no sólo va de buscar nuevos datos que nos den la razón y nos reafirme en nuestras ideas, también determina la forma en la que interpretamos lo que nos ocurre, y cómo lo memorizamos. Nos es más fácil recordar los detalles de aquello que refuerza nuestras posiciones ante la vida. 

Durante mucho tiempo la gente elegía el periódico o canal de televisión y radio afín a su ideología. Nos rodeamos en general de personas que no sólo comparten gustos y aficiones con nosotros, sino también posiciones políticas e ideológicas, o en definitiva su forma de entender la vida. Es algo que nos genera seguridad, es agradable, es una cuestión tribal, cuál es mi grupo al que pertenezco y con el que me siento identificado, que reafirma mi visión. Y como ya os podéis imaginar esta es una regla básica de por qué cada grupo ayuda a perpetuar sus propias creencias y convicciones, y por qué las voces disonantes o incómodas son muchas veces apartadas y excluidas.

Y luego llegó la era de internet. En los últimos 10 años el sesgo de confirmación se ha vuelto mucho más potente aún. No solamente seguimos interpretando aquello que nos sucede de la forma más favorable a nuestras teorías, ahora consumimos con más facilidad aquellas fuentes que reafirman nuestras ideas… páginas webs, canales de youtube, blogs, etc.

Da igual qué teoría tengamos sobre el mundo, si un día nos parece que la tierra debe ser plana y comprobamos a ver si hay alguien más que piense así, encontramos webs que recopilan todo tipo de argumentos que confirman esta alucinante y falsa teoría.

Pasa un poco parecido con las Fakenews, noticias falsas que se propagan tan fácilmente a través de mensajes de whatasapp y páginas webs. Somos una presa fácil porque todo aquello que nos encaje con nuestras creencias tiene automáticamente crédito para ser cierto, sin ninguna comprobación previa. 

Os pongo algunos ejemplos más sobre el sesgo de confirmación en la vida cotidiana:

“Siempre que lavo el coche, llueve”. Después de lavar el coche empieza a llover, y recuerdo que varias veces lo he lavado y también ha llovido. Pero no recuerdo las veces que lo he lavado y no ha llovido. Y si alguna vez lo lavo y no llueve, mi cerebro no va a registrar el hecho “hoy he lavado el coche y no ha llovido”. Lo mismo ocurre con muchos sueños premonitorios… Imaginaros que soñáis que os encontráis con un viejo amigo que no veis desde la infancia. Pocos días después, coincidís con él por la calle. Es fácil hacer una supuesta relación entre ambos sucesos y llegar a la conclusión de que tuvisteis un sueño premonitorio. Pero, ¿no será pura casualidad fruto del azar? Tenemos cientos de sueños en nuestra vida, probablemente alguno de esos sueños coincidiera con un hecho real, como encontrarse con un viejo amigo de la infancia. De nuevo,  el error es que se selecciona un hecho positivo confirmatorio que lleva a conclusiones equivocadas, y se ignoran todas la veces que hemos soñado que algo iba a pasar, y finalmente nada pasó.

Para quien esté interesado en conocer experimentos que se han realizado en psicología acerca de este sesgo, os dejaré un enlace en las notas a los estudios originales que se realizaron en los años 60 del siglo XX. Y un apunte: El término «sesgo de confirmación» fue acuñado por el psicólogo inglés Peter Cathcart Wason, quien desafió a los sujetos a que identificaran una regla que se aplicaba en tres números. El objetivo del estudio de Wason fue demostrar que la mayoría de las personas no procede de manera óptima cuando se trata de poner a prueba hipótesis. En su experimento, en lugar de tratar de demostrar que una hipótesis es falsa, la gente tendió a buscar la confirmación de la hipótesis.

Algunas ideas para intentar evitar caer en el sesgo de confirmación:

Abre tu mente a opiniones contrarias: Si estás completamente convencido de que estas en posesión de la verdad, te resultará incluso raro que haya personas que tienen una visión completamente diferente a ti… y sin embargo esas personas también pueden estar convencidas de estar en posesión de la verdad. Suele ayudar observar y escuchar sus puntos de vista y tratar de analizar lo que otros opinan sin caer en el error de pensar que no saben lo que dicen, aún cuando te resulte totalmente opuesto a tus creencias.

Pon en duda tus creencias de vez en cuando. Es una premisa básica del método científico: Tratar de probar que lo que crees es falso. Puede ser incómodo e incluso desagradable poner en duda tus creencias, nos puede generar inseguridad e incertidumbre. Ya sabemos que preferimos las certidumbres, sentir que tenemos el control, sin embargo, ser excesivamente rígidos también nos puede limitar de otras muchas formas. A veces es el miedo a reconocer que nos equivocamos y que los demás se den cuenta de nuestro error, el motivo que nos hace ni siquiera pararnos a escuchar opiniones o ideas contrarias.

Por último también puede ayudar a no caer en la trampa del sesgo de confirmación, el ser conscientes de nuestros prejuicios, de que no somos neutrales. 

El sesgo de confirmación nos presenta el reto de intentar ser un poco más abiertos, y las desventajas de irnos a posiciones más rígidas, así como polarizarnos, radicalizando nuestras creencias sobre multitud de temas. Pero tengo que acabar recordando que también nos aporta un serie de ventajas evolutivas. Este sesgo es clave para construir rápidamente teorías que nos ayuden a predecir nuestro entorno. Es una ventaja evolutiva, necesaria para evitar peligros y tener sensación de control sobre el mundo que nos rodea.

- NOTAS - 

El autor que acuñó el término sesgo cognitivo en la wikipedia: Peter Cathcart Wason, y su experimento o tarea de selección.

Acerca del poco científico informe sobre las pseudociencias (en Xataka y la La Venganza de Hipatia). Aquí hay un estudio curioso que desmonta “el mito de la luna llena”.